RAÚL SENDIC GARCÍA ESTRADA
De la Policía Comunitaria a la Autodefensa Popular
La inseguridad en La Montaña y Costa Chica de Guerrero provocó el surgimiento
de la Policía Comunitaria; en Santa Cruz del Rincón se reunieron por primera vez
para formar la Policía Comunitaria, naciendo ésta como tal el 15 de octubre de
1995, posterior a dos asambleas organizativas surge con 23 pueblos fundadores.
Al día de hoy, son más de mil policías comunitarios que realizan esta tarea sin
recibir remuneración alguna y resguardan regiones con más de 80 comunidades en
12 municipios de Guerrero, donde habitan 300 mil personas.
La Policía Comunitaria recurre a los usos y costumbres en tierras indígenas,
mixtecas y tlapanecas, donde los hombres tienen obligaciones con su pueblo, que
elige a 12 pobladores que dedicarán parte de su tiempo a ser policías
comunitarios, en actividades como resguardos y rondines de caminos.
Los procesos de la Policía Comunitaria surgen para la prevención del delito y
en un primer momento los detenidos en general eran turnados al Ministerio
Público, posteriormente se fundan las Casas de Justicia y se perfecciona un
sistema de reeducación y justicia comunitaria, donde las sanciones y las
condenas son consideradas por la comunidad de los Consejos de Ancianos.
Quien cometa un delito entra en el llamado proceso de reducación, con sanción
de privación de libertad, trabajo comunitario, que va desde abrir caminos,
brechas, reparación de escuelas y los trabajos que la comunidad necesite.
El Sistema Comunitario de Justicia atiende faltas y delitos que van desde las
amenazas, las lesiones, el asalto, secuestro, asesinato, tráfico de drogas, que
son sancionados de acuerdo con los lineamientos de la Coordinadora Regional de
Autoridades Comunitarias.
En abril de 2011, la Policía Comunitaria logró el aval del gobierno estatal
al ser tomada en cuenta en la Ley de Reconocimiento, Derechos y Cultura de los
Pueblos y Comunidades Indígenas del Estado de Guerrero e incluso en la Ley
Estatal de Seguridad Pública.
Actualmente cuatro municipios de la Costa Chica viven situaciones extremas de
inseguridad y amenazas del crimen organizado, se han cometido infinidad de
delitos desde la extorsión hasta el cobro de pisaje, por lo que casi mil
ciudadanos de los municipios de Ayutla, Tecoanapa, Florencio Villarreal y Copala
instalaron retenes en las entradas y salidas de las cabeceras municipales para
garantizar la seguridad que no les ha otorgado ninguno de los tres niveles de
gobierno.
La espontaneidad y la organización de los ciudadanos para la seguridad, dan
cuenta del hartazgo en que vive la población frente a los levantones,
extorsiones, secuestros, cobros de piso, violaciones sexuales y amenazas, con
las que viven los pobladores de estos municipios.
La gota que derramó el vaso fue el secuestro del comisario de la comunidad de
Rancho Nuevo, municipio de Tecoanapa, Eusebio Alvarado García, quien fue
rescatado con vida por los ciudadanos que hoy se encuentran en armas para
garantizar la seguridad que debería ofrecer el estado.
Ante la falta de seguridad y garantías del gobierno se han constituido grupos
de autodefensa frente a la ola de violencia que se vive en casi todo el
territorio mexicano, quienes participan en los retenes en contra de la
delincuencia organizada, son sobre todo ganaderos y comerciantes que han sido
víctimas de actos delictivos.
Las autodefensas populares son ya una experiencia en el municipio de Cherán,
en el estado de Michoacán, quienes vivieron un proceso desde las barricadas de
autodefensa a los gobiernos autónomos en este municipio en rebeldía, que
desconoció a sus autoridades y creó un Consejo Municipal en el pleno corazón de
la sierra purépecha que enfrentó al crimen organizado y a los talamontes que
arrasaron con 200 mil hectáreas de bosques.
En Urapichio, municipio de Paracho, Michoacán, se sublevaron en acciones de
autodefensa al igual que ocho comunidades que buscaron protegerse de agresiones
del crimen organizado en octubre de 2010.
En el municipio de Huamuxtitlán, en junio del año pasado, pobladores se
enfrentaron a sicarios que mantenían secuestrados a 17 ciudadanos logrando su
liberación. En Olinalá, el secuestro y ejecución de un taxista detonó el
descontento ciudadano contra una célula criminal, por varios días los ciudadanos
tuvieron el control armado del municipio, donde se elaboran las mundialmente
conocidas cajitas laqueadas del árbol linaloe. n