viernes, 11 de enero de 2013

Sobre la policía comunitaria

RAÚL SENDIC GARCÍA ESTRADA

De la Policía Comunitaria a la Autodefensa Popular

La inseguridad en La Montaña y Costa Chica de Guerrero provocó el surgimiento de la Policía Comunitaria; en Santa Cruz del Rincón se reunieron por primera vez para formar la Policía Comunitaria, naciendo ésta como tal el 15 de octubre de 1995, posterior a dos asambleas organizativas surge con 23 pueblos fundadores. Al día de hoy, son más de mil policías comunitarios que realizan esta tarea sin recibir remuneración alguna y resguardan regiones con más de 80 comunidades en 12 municipios de Guerrero, donde habitan 300 mil personas.
La Policía Comunitaria recurre a los usos y costumbres en tierras indígenas, mixtecas y tlapanecas, donde los hombres tienen obligaciones con su pueblo, que elige a 12 pobladores que dedicarán parte de su tiempo a ser policías comunitarios, en actividades como resguardos y rondines de caminos.
Los procesos de la Policía Comunitaria surgen para la prevención del delito y en un primer momento los detenidos en general eran turnados al Ministerio Público, posteriormente se fundan las Casas de Justicia y se perfecciona un sistema de reeducación y justicia comunitaria, donde las sanciones y las condenas son consideradas por la comunidad de los Consejos de Ancianos.
Quien cometa un delito entra en el llamado proceso de reducación, con sanción de privación de libertad, trabajo comunitario, que va desde abrir caminos, brechas, reparación de escuelas y los trabajos que la comunidad necesite.
El Sistema Comunitario de Justicia atiende faltas y delitos que van desde las amenazas, las lesiones, el asalto, secuestro, asesinato, tráfico de drogas, que son sancionados de acuerdo con los lineamientos de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias.
En abril de 2011, la Policía Comunitaria logró el aval del gobierno estatal al ser tomada en cuenta en la Ley de Reconocimiento, Derechos y Cultura de los Pueblos y Comunidades Indígenas del Estado de Guerrero e incluso en la Ley Estatal de Seguridad Pública.
Actualmente cuatro municipios de la Costa Chica viven situaciones extremas de inseguridad y amenazas del crimen organizado, se han cometido infinidad de delitos desde la extorsión hasta el cobro de pisaje, por lo que casi mil ciudadanos de los municipios de Ayutla, Tecoanapa, Florencio Villarreal y Copala instalaron retenes en las entradas y salidas de las cabeceras municipales para garantizar la seguridad que no les ha otorgado ninguno de los tres niveles de gobierno.
La espontaneidad y la organización de los ciudadanos para la seguridad, dan cuenta del hartazgo en que vive la población frente a los levantones, extorsiones, secuestros, cobros de piso, violaciones sexuales y amenazas, con las que viven los pobladores de estos municipios.
La gota que derramó el vaso fue el secuestro del comisario de la comunidad de Rancho Nuevo, municipio de Tecoanapa, Eusebio Alvarado García, quien fue rescatado con vida por los ciudadanos que hoy se encuentran en armas para garantizar la seguridad que debería ofrecer el estado.
Ante la falta de seguridad y garantías del gobierno se han constituido grupos de autodefensa frente a la ola de violencia que se vive en casi todo el territorio mexicano, quienes participan en los retenes en contra de la delincuencia organizada, son sobre todo ganaderos y comerciantes que han sido víctimas de actos delictivos.
Las autodefensas populares son ya una experiencia en el municipio de Cherán, en el estado de Michoacán, quienes vivieron un proceso desde las barricadas de autodefensa a los gobiernos autónomos en este municipio en rebeldía, que desconoció a sus autoridades y creó un Consejo Municipal en el pleno corazón de la sierra purépecha que enfrentó al crimen organizado y a los talamontes que arrasaron con 200 mil hectáreas de bosques.
En Urapichio, municipio de Paracho, Michoacán, se sublevaron en acciones de autodefensa al igual que ocho comunidades que buscaron protegerse de agresiones del crimen organizado en octubre de 2010.
En el municipio de Huamuxtitlán, en junio del año pasado, pobladores se enfrentaron a sicarios que mantenían secuestrados a 17 ciudadanos logrando su liberación. En Olinalá, el secuestro y ejecución de un taxista detonó el descontento ciudadano contra una célula criminal, por varios días los ciudadanos tuvieron el control armado del municipio, donde se elaboran las mundialmente conocidas cajitas laqueadas del árbol linaloe. n

No hay comentarios:

Publicar un comentario