lunes, 29 de abril de 2013

Labores agrícolas en Zitlala

Prepara sus tierras abuelito de Topiltepec Zitlala

A sus 72 años, Don Plutarco Zapote Castro continúa sembrando

Eduardo Yener Santos/ Chilapa de Álvarez

“Entre marzo y abril es tiempo para limpiar, ablandar y desinfestar la tierra, así la preparamos para sembrar maíz, frijol y calabaza”, expresó de Don Plutarco Zapote Castro, campesino indígena de la comunidad de Topiltepec, Zitlala, que a sus 72 años de edad no cesa del trabajo agrícola y en esta temporada ha iniciado con los primeros trabajos para cosechar maíz a finales del año.
El escenario actual del campo guerrerense es de crisis, para la gente del medio rural no existen alternativas de donde obtener sus alimentos, por ello recurren a la agricultura familiar y de sustentabilidad comunitaria.
Como parte de este proceso, en días pasados, en el corazón de escenarios de peleas de tigres, ritualidad ancestral vinculada con la petición de lluvias, Don Plutarco Zapote llevó a cabo el primer acercamiento con su tierra de cultivo.
Las tierras que pertenecieron a su abuelo, luego a su padre y ahora a Don Plutarco, adulto mayor, mira a su alrededor y cuenta que solo le pertenecen dos hectáreas y media, el resto fue repartido entre sus hermanos y otras fueron cedidas a los bienes comunales de la comunidad.
El día miércoles 24 de abril alrededor de las 8:00 horas, Don Plutarco salió de su casa ubicada en la comunidad de Topiltepec, montado en su burra, emprendió el camino rumbo a su tierra de cultivo que se encuentra a la altura de la comunidad Viramontes, en dicho lugar ya lo esperaba el operador del tractor que desde las seis de la mañana había empezado a barbechar.
Amable, alegre y de buen humor para platicar, Don Plutarco observa el trabajo que ha hecho el tractor, de pronto alza su brazo derecho, en su mano cuelga un morral. Es una señal que después de recorrer más de un kilómetro y medio, Don Plutarco llevó el almuerzo al operador del tractor.
Entre el descanso que se tomó el operador, Don Plutarco aprovecha para platicar que desde hace siete años barbechar su tierra es el primer trabajo que hace antes de iniciar a sembrar, explica que entre marzo y abril es buen tiempo para limpiar y ablandar las tierras. Después de dicha labor esperará las primeras lluvias, para después meter la yunta con arado, marcar los surcos y así iniciar a sembrar semilla de maíz, frijol y calabaza.
Don Plutarco afirma que desde niño ayudó a su difunto padre en la siembra de maíz, recuerda que su abuelo también sembró en las mismas tierras que hora cultiva. Sumando los años de su abuelo, de su padre y de él, la tierra de Don Plutarco, superan más de 100 años en rendir frutos.
La vestimenta de Don Plutarco es sencilla; huaraches de correa, pantalón de mezclilla desteñido, un suéter de manga larga, un sombrero y en su mano izquierda un cáchualo. En esta temporada de siembra y cosecha, solo uno de sus hijos de 20 años le ayudará, así como un peón que alquilará, sus demás hijos han dejado el país por emigrar a Estados Unidos de América.
En tono dicharachero expresa: “les digo que no dejen las tierras, aquí también hay dinero, pero no entienden, cuando yo me muera ya les dije que no dejen este trabajo, que continúen sembrando, pero sepa Dios qué harán, sino lo hacen que vendan las tierras”.
En las hectáreas de tierra que dispone, sembrara cinco almudes de maíz y espera obtener poco más o igual que la temporada pasada que fueron 20 cargas de maíz, que de ahí mismo selecciona la semilla. Años atrás, el Grupo de Estudios Ambientalistas (GEA) le aseguraron a don Plutarco que después de unos estudios en laboratorio, su maíz presenta un legado de 900 años.
“Llevaron mi maíz para hacerle pruebas y ver si no estaba contaminado y resultó que fueron 900 años que tiene de vida, de maíz criollo, y sigue, por esa causa no lo queremos perder, lo hemos seguido en generación en generación”.
Opina que la semilla mejorada también llamado maíz transgénico ha llegado a algunas tierras de otros campesinos de su región, a los cuales ha insistido no utilizarlo y seguir conservando el maíz criollo. Don Plutarco cada año selecciona y guarda el maíz que servirá de semilla.
“Hay maíz colorado, negro, amarillo y blanco. Este año solo sembrare blanco, porque de la pasada temporada no conserve maíz de otros colores, pero voy a ver con otros campesinos si puedo recolectar maíz de otros colores”.
Para enriquecer la tierra y hacerla más productiva, es necesario la aportación de abono, en este punto, Don Plutarco indica que nada mejor que el abono orgánico, él junto con otros campesinos de su comunidad se organizaban para preparar la mezcla de hiervas, estiércol de animales, cascaras y de frutas para después ocuparlo en su siembra.
“Muchos compañeros no quieren abono orgánico, mejor queman las hiervas de sus tierras y le echan fertilizante, eso no sirve, a la tierra hay que cuidarla porque ella nos da de comer”.
Ante la ausencia de ayudantes, Don Plutarco no prepara abono orgánico, en un tono quedito afirma que este año utilizará fertilizante. “esta vez voy a utilizar fertilizante, ese químico que todos ocupan por acá”.
Partiendo desde un punto de vista económico, el trabajo campesino necesita destinar recursos económicos al contado, otros en forma tributario con bienes de la cosecha. En este caso, Don Plutarco aun dijo desconocer cuándo pagara al tractor que barbechó su tierra, recordó que hace un año pago 2 mil pesos.
En el caso del tributo con bienes, Don Plutarco contratará peones que algunos les pagará el día, mismos que obsequiará elotes o maíz para sus familias, otros no pedirán efectivo pero sí maíz para comer durante la temporada de secas.
Dependiendo de las lluvias, Don Plutarco iniciará a sembrar a mediados del mes de junio. Indica que por ahora aún conserva una parte de su cosecha del año pasado, de la cual alimenta a su familia, otra parte de su cultivo tuvo que venderla para así dice “con unas carguitas de maíz hay que sacar unos pesitos”.
Como Don Plutarco, existen decenas de señores mayores de 60 años que aún se dedican al trabajo campesino, y que a pesar de los años se niegan a dejar de sembrar, cada año por estas fechas comienzan arrear a sus animales, a preparar sus tierras, a comprar algunos artículos para la yunta, a rentar bueyes, intercambiar semillas, experiencias y todo con un solo objetivo, obtener maíz para subsistir.
“La tierra la cuidamos, ella nos da de comer, es un trabajo duro pero después si quieres trabajar, trabajas, sino por comer no te preocupas porque aunque sea tortillas y frijoles tienes para vivir”, puntualizó.

Plutarco Zapote Castro, campesino indígena de la comunidad de Topiltepec, Zitlala, observa el barbecho que realiza el tractor en sus tierras de cultivo; a sus 72 años de edad, se niega a abandonar el trabajo agrícola (Foto: Eduardo Yener Santos)

jueves, 21 de febrero de 2013

Sobre reglamentación de la Ley 701

Piden indígenas participar en reglamentar la Ley 701

ARTURO DE DIOS PALMA ( Corresponsal)
Chilapa, 20 de febrero. Organizaciones sociales e indígenas en la región Montaña Baja demandaron que los gobiernos (municipal, estatal y federal) den más participación a los pueblos originarios, y pidieron al gobernador Ángel Aguirre Rivero ampliar la consulta para la reglamentación de la Ley 701 para que no sólo quede la versión de Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (Upoeg) y de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (Crac).
Participaron en la conferencia de prensa, para fijar postura en relación con el Día Internacional de la Lengua Materna, el presidente de la Unión de Comuneros Náhuatl de Atzacualoya y sus 15 anexos, Roque Nava Calvario; el coordinador del Consejo Nahua, Fermín Procopio Tlacotempa; el integrante de la Alianza Democrática de los Pueblos Indios, Crescencio Epitacio Secundino, y Héctor Jaimes Abarca, del Centro Regional de Defensa de los Derechos Humanos José María Morelos y Pavón.
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Consulta en:
http://www.lajornadaguerrero.com.mx/2013/02/21/index.php?section=sociedad&article=002n2soc

martes, 15 de enero de 2013

¿Son legítimas la policía y la justicia comunitarias según usos y costumbres?

Enrique Dussel

Hemos leído en La Jornada (13/1/13) que en las Costas de Guerrero se ha organizado en muchas comunidades la policía comunitaria, y aun desde 1995 el ejercicio de la justicia según usos y costumbres (como en la CRAC2). Y se nos informa que la policía del Estado se ha hecho presente en algunos pueblos, según versiones, para tomar bajo su responsabilidad a algunas personas acusadas de actos contra la comunidad, contra las leyes establecidas. Se acusa igualmente de que este tipo de organizaciones está socavando la soberanía del Estado y se organizan fuera de éste, y aun contra éste. Pareciera que luchan por una autonomía que el Estado debiera concederles. Creo que se usan categorías políticas que sería bueno meditar un poco.
 
En primer lugar, muchas de esas comunidades indígenas son anteriores al Estado colonial y aun al Estado independiente representativo liberal. Aunque no lo fueran en el tiempo, dichas comunidades por su naturaleza son también anteriores al Estado constitucional, ya que como parte del pueblo participan de la soberanía que se predica del pueblo en primer lugar, y en segundo lugar, y por derivación, del Estado. Reunida la comunidad en democracia directa en una aldea, pueblo o barrio urbano, esa asamblea es en acto el momento esencial, fundamental, del Estado en cuanto tal. La participación activa del pueblo en dicha asamblea constituye el momento primero, desde abajo y anterior a la representación3 del Estado. Todos los ciudadanos, y en mayor medida los indígenas por ser los más antiguos habitantes del territorio del Estado mexicano, son Estado en cuanto miembros participantes de esas asambleas en la base. Es un derecho anterior a la Constitución que ésta puede o no reconocer legalmente, pero que no se pierde legítimamente por no ser constitucional. La Constitución puede mejorarse y hacer constar en ella derechos que no formuló en una redacción anterior (quizá por falta de conciencia de los derechos de los indígenas, de la mujer, de los niños, de los ancianos, de los marginales, etcétera). Constitucionalidad y legitimidad no son lo mismo. Es desde la legitimidad que se puede cambiar y mejorar la constitucionalidad o legalidad de una norma legislada.
Los pueblos indígenas, afrodescendientes o mestizos de la Costa de Guerrero tienen entonces todo derecho a defender su seguridad, más cuando a la policía (y hasta al Ejército) se les ha visto negociar con grupos ilegales y por ello no defender las comunidades. Los hechos son por demás conocidos. La CRAC, en su inicio, debió luchar más contra la policía estatal que contra el crimen o los cárteles de la droga. Pero venció en su doble lucha y ha crecido, e imparte justicia sobre los criminales a quienes su policía comunal priva de la libertad y condena a penas impuestas según usos y costumbres. ¿Es esto ilegítimo o se trata de una autonomía usurpada antes de que le sea concedida?
 
Téngase claro. Dichas comunidades constituyeron (o debieron constituir constitucional y legalmente) al Estado. De todas maneras no hay que olvidar que siempre son Estado cuando están reunidas en comunidad en la base, según derechos ancestrales y racionalmente fundamentados. La legitimidad se deduce del consenso del pueblo (subjetivamente), desde donde se crean instituciones objetivas (por ejemplo, la Constitución o las leyes que la secundan). Si esto último falta (por injusticia histórica, por haber excluido a los indígenas o por falta de conciencia) sigue siendo legítimo el derecho consuetudinario que presiona para que el derecho promulgado lo instaure. Es decir, la autonomía o el derecho a la defensa de las comunidades indígenas a su seguridad no se lo otorga el Estado, sino que solamente lo reconoce y cuida que se cumpla. En su naturaleza (anterior a la juridicidad del acto) es legítima.

Pero además, el hecho de la presencia de la policía estatal para recuperar a los aprehendidos por la policía comunitaria debe situarse en el mismo contexto. La comunidad tiene derecho a juzgar en usos y costumbres a los delincuentes, derecho que no siempre reconoce el derecho promulgado. Dada la situación extrema de injusticia, de inseguridad, y contemplando la articulación existente de hecho entre el crimen y la policía estatal o el poder judicial, el pueblo (último sujeto de la soberanía, anterior al Estado, la policía, los jueces y el Ejército) tiene, por derecho humano, legitimidad en el ejercicio de su facultad judicativa. Que se reconozca legalmente o no puede ser objeto de negociación, pero teóricamente tiene ese derecho anterior al Estado representativo, o como el momento fundamental y primero del mismo Estado en su momento participativo en la asamblea de base, que es la olvidada esencia de la democracia.

El pueblo, las comunidades podrían exclamar: ¡El Estado somos nosotros! Y, por tanto: “Ustedes (policía, gobernador, presidente, diputados… representantes) deben ejercer un poder obediencial4, y están por tanto a nuestro servicio y no como autoridad despótica”. Si todas las comunidades indígenas, agrícolas, barriales organizaran policías comunitarias podrían realmente cambiar la tremenda situación de inseguridad que vive el pueblo mexicano. Pero sería extremadamente peligroso para los poderes fácticos que gobiernan el país.

1 Filósofo.
2 Véase en Internet, bajo el concepto de CRAC, información sobre la policía comunitaria.
3 Véanse estos conceptos en mi libro Carta a los indignados, Editorial La Jornada, México, 2011: La democracia participativa, pp. 28ss.
4 Véase mi obra 20 tesis de política, Siglo XXI, México, 2006.

viernes, 11 de enero de 2013

Sobre la policía comunitaria

RAÚL SENDIC GARCÍA ESTRADA

De la Policía Comunitaria a la Autodefensa Popular

La inseguridad en La Montaña y Costa Chica de Guerrero provocó el surgimiento de la Policía Comunitaria; en Santa Cruz del Rincón se reunieron por primera vez para formar la Policía Comunitaria, naciendo ésta como tal el 15 de octubre de 1995, posterior a dos asambleas organizativas surge con 23 pueblos fundadores. Al día de hoy, son más de mil policías comunitarios que realizan esta tarea sin recibir remuneración alguna y resguardan regiones con más de 80 comunidades en 12 municipios de Guerrero, donde habitan 300 mil personas.
La Policía Comunitaria recurre a los usos y costumbres en tierras indígenas, mixtecas y tlapanecas, donde los hombres tienen obligaciones con su pueblo, que elige a 12 pobladores que dedicarán parte de su tiempo a ser policías comunitarios, en actividades como resguardos y rondines de caminos.
Los procesos de la Policía Comunitaria surgen para la prevención del delito y en un primer momento los detenidos en general eran turnados al Ministerio Público, posteriormente se fundan las Casas de Justicia y se perfecciona un sistema de reeducación y justicia comunitaria, donde las sanciones y las condenas son consideradas por la comunidad de los Consejos de Ancianos.
Quien cometa un delito entra en el llamado proceso de reducación, con sanción de privación de libertad, trabajo comunitario, que va desde abrir caminos, brechas, reparación de escuelas y los trabajos que la comunidad necesite.
El Sistema Comunitario de Justicia atiende faltas y delitos que van desde las amenazas, las lesiones, el asalto, secuestro, asesinato, tráfico de drogas, que son sancionados de acuerdo con los lineamientos de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias.
En abril de 2011, la Policía Comunitaria logró el aval del gobierno estatal al ser tomada en cuenta en la Ley de Reconocimiento, Derechos y Cultura de los Pueblos y Comunidades Indígenas del Estado de Guerrero e incluso en la Ley Estatal de Seguridad Pública.
Actualmente cuatro municipios de la Costa Chica viven situaciones extremas de inseguridad y amenazas del crimen organizado, se han cometido infinidad de delitos desde la extorsión hasta el cobro de pisaje, por lo que casi mil ciudadanos de los municipios de Ayutla, Tecoanapa, Florencio Villarreal y Copala instalaron retenes en las entradas y salidas de las cabeceras municipales para garantizar la seguridad que no les ha otorgado ninguno de los tres niveles de gobierno.
La espontaneidad y la organización de los ciudadanos para la seguridad, dan cuenta del hartazgo en que vive la población frente a los levantones, extorsiones, secuestros, cobros de piso, violaciones sexuales y amenazas, con las que viven los pobladores de estos municipios.
La gota que derramó el vaso fue el secuestro del comisario de la comunidad de Rancho Nuevo, municipio de Tecoanapa, Eusebio Alvarado García, quien fue rescatado con vida por los ciudadanos que hoy se encuentran en armas para garantizar la seguridad que debería ofrecer el estado.
Ante la falta de seguridad y garantías del gobierno se han constituido grupos de autodefensa frente a la ola de violencia que se vive en casi todo el territorio mexicano, quienes participan en los retenes en contra de la delincuencia organizada, son sobre todo ganaderos y comerciantes que han sido víctimas de actos delictivos.
Las autodefensas populares son ya una experiencia en el municipio de Cherán, en el estado de Michoacán, quienes vivieron un proceso desde las barricadas de autodefensa a los gobiernos autónomos en este municipio en rebeldía, que desconoció a sus autoridades y creó un Consejo Municipal en el pleno corazón de la sierra purépecha que enfrentó al crimen organizado y a los talamontes que arrasaron con 200 mil hectáreas de bosques.
En Urapichio, municipio de Paracho, Michoacán, se sublevaron en acciones de autodefensa al igual que ocho comunidades que buscaron protegerse de agresiones del crimen organizado en octubre de 2010.
En el municipio de Huamuxtitlán, en junio del año pasado, pobladores se enfrentaron a sicarios que mantenían secuestrados a 17 ciudadanos logrando su liberación. En Olinalá, el secuestro y ejecución de un taxista detonó el descontento ciudadano contra una célula criminal, por varios días los ciudadanos tuvieron el control armado del municipio, donde se elaboran las mundialmente conocidas cajitas laqueadas del árbol linaloe. n

miércoles, 9 de enero de 2013

Sobre la Universidad Intercutural


La UIEG no puede estar al servicio de grupos, dice el rector y ofrece disculpas a los pueblos

Sergio Ferrer
Tlapa
El rector de la Universidad Intercultural del Estado de Guerrero (UIEG), Floriberto González González, pidió una disculpa pública a los pueblos y comunidades aledaños por los agravios que haya cometido en su contra la institución y aseguró que la misma no puede estar al servicio de intereses personales, de grupos o de partidos políticos.
En el acto en que lo presentaron como rector en el auditorio de la UIEG asentada en un terreno donado por la comunidad de La Ciénega, González González señaló que será respetuoso de las decisiones de los pueblos.
Pero advirtió, “pedimos que las comunidades y los pueblos sean muy respetuosos de la vida interna de la Universidad, no vivir aislados sino una relación de respeto mutuo, diálogo y enriquecimiento permanente”.
En octubre del año pasado, habitantes de comunidades de Metlatónoc, Malinaltepec, Cochoapa el Grande, Iliatenco y San Luis Acatlán tomaron las instalaciones de la Universidad para exigir la salida del entonces rector, Rafael Aréstegui Ruiz, a quien acusaron de querer expropiarles sus terrenos para la explotación minera y de promover una reserva de la biósfera, sin consultar a los poblados.
En base a un audio obtenido de las palabras del rector pronunciadas el lunes pasado, se sabe que González González dijo ante estudiantes, docentes, trabajadores y funcionarios de la Secretaría de Educación Guerrero (SEG) que por azar del destino le tocó ser rector y que acude de buena fe a la UIEG. A él le tomó protesta como rector el secretario general de gobierno, Humberto Salgado Gómez, el 18 de diciembre.
Enfatizó que en no más de seis meses prevé la realización de un foro interno en el que “todos digan su palabra” para contar con un plan institucional de desarrollo consensuado, con respeto, diálogo y tolerancia.
En el foro que sería de carácter interno, González González propuso que los estudiantes analicen la Universidad, qué se debe cambiar o consolidar y consideró que se debe llamar a las autoridades y personas de las comunidades a que acudan para que digan cómo ven a la UIEG, pero no mencionó si podrían incidir en las directrices, como lo plantearon comunidades en un foro efectuado en Paraje Montero.
Agregó que existe una extensión de la Universidad en Ayutla de los Libres a la que también deberá poner atención, además de lidiar en La Ciénega con asuntos pendientes como el corte de agua efectuado por habitantes de dicha comunidad en respuesta a las demandas interpuestas en su contra luego de la toma de las instalaciones el mes de octubre.
En muy breves participaciones como lo pidió el maestro de ceremonia, una maestra avisó de este problema y otro docente preguntó si el gobernador, Ángel Aguirre River, ya pagó los millones de pesos que sabe debe el ejecutivo en presupuesto para el funcionamiento de la UIEG.
Al dirigirse al que llamó alumnado, a trabajadores, docentes y  autoridades de la SEG, González González efectuó su recuento de la historia de la UIEG a manera homenaje.
Mencionó que en 1998 fue invitado a un  intercambio de experiencias en Michoacán en el que la delegación de Guerrero escucharía por primera vez el término de Universidad Indígena, expuesto por Agustín Jacinto Zalava, doctor en Física Nuclear formado en universidades extranjeras que buscaba una universidad purépecha.
Agregó que en noviembre de 2002 hubo un encuentro de experiencias curriculares en educación indígena y en 2003 un congreso de educación intercultural bilingüe en el que se discutió el modelo de la universidad con cuatro foros de consulta en Atlixtac, San Luis Acatlán, Malinaltepec, Copalillo y una visita a Atlamajalcingo del Monte
El rector alabó las instalaciones de la UIEG, dijo que son excelentes y que sirven como punto de encuentro para debatir y tomar decisiones que beneficien al pueblo, al estado y al mundo.
“Tiene que ser la casa de todos pero con mucho respeto, hablar de interculturalidad es diálogo, tolerancia, requerimos mucho diálogo, diálogo, dirimir diferencias… tomar acuerdos, debemos estar dispuestos a dialogar, se requiere actitud y una postura ética, de no ser así terminaremos matándonos unos a otros”, expresó.

El Sur, 9 de enero de 2013.
suracapulco.mx/archivos/60337

martes, 6 de noviembre de 2012

Dia de Muertos en Cuanacaxtitlán

A 12 kilómetros de San Luis Acatlán, las tradiciones se conservan a pesar de la migración

Cuando llegan los muertos a Cuanacaxtitlán

KAU SIRENIO
El olor a copal, a flores y a chicha se mezcla en las celebraciones de los Días de Muertos y Fieles Difuntos en el panteón comunitario de Cuanacaxtitlán. A 12 kilómetros al oriente de San Luis Acatlán se vive en una religiosidad más allá de la vida; aquí las tradiciones se conservan ante el fenómeno de la migración.
Colocar el altar de muertos no es tarea fácil, pues hay que conocer los gustos y sabores de los difuntos, la mezcla de una jícara de chicha, aguardiente y un pan de muerto, acompañados por una taza de café y de un buen mole de guajolote.
El cempasúchil, la pastora y la hoja de sanguino, acompañados de varas, son las imágenes que recorren en las calles de Cuanacaxtitlán que llegan hasta el panteón. En la plaza del pueblo, un puesto improvisado, a donde llegan las mujeres a comprar frutas y flores para sus ofrendas.
Aquí, donde se mezclan los ñuu savi (mixtecos) con los náhuatl y mestizos, donde nació la Policía Comunitaria, hay de todo, hasta conversaciones callejeras de los vecinos que hablan de su ofrenda. “Para que los muertos no regresen con las manos vacías, hay que ponerles lo que hay de comida. Mi esposo fue por los armadillos, y es lo que vamos a ofrendar”, comparte una mujer con su vecina en la calle.
La plaza es pequeña: hay dos puestos, uno de frutas y otro de flores; apenas se puede comprar lo necesario para los altares. Eso sí, los precios de las frutas son elevados: un kilo de manzana cuesta 50 pesos, un kilo de uva, 40 pesos. Con 10 pesos se puede adquirir un manojo de cempasúchil quizá porque son los campesinos quienes han llegado con flores directamente del campo.
Ese olor a barbacoa alborota a los perros, que están atentos a cualquier huesito que se desprende de esa carne de res que algunos músicos comen. Es carne cocida en hoyo, a metro y medio de profundidad de la tierra. En un plato se pone suficiente, y un huesito. Es parte de la ofrenda en la casa del mayordomo Silvestre de la Cruz. Los músicos comieron también barbacoa.
Para alumbrar el camino de los muertos que vienen del inframundo, los ñuu savi utilizan velas, veladoras, incienso y copal. Los precios altos por la temporada se ven en estos productos que son utilizados en el altar, como en las sepulturas que previamente se han limpiado y que tienen vida nuevamente.
Esto es Cuanacaxtitlán y su panteón, ésta es la vida del campo, del indígena, del soñador viviente que se acerca hasta lo más profundo del alma para recordar a aquellos a quienes algún día tendrá cerca.
Niños corren con ramos de cempasúchil y una vela en las manos; hombres, a paso lento, cargan una escoba. Es la escena común en el panteón comunitario de Cuana. Este lugar, durante casi todo el año se queda en silencio, salvo en aquellas ocasiones cuando la gente viene a sepultar a un familiar o a un amigo.
Sin embargo, este viernes es diferente: se oye a los niños correr, jugar y gritar, y en algunos casos hasta llorar por el regaño de alguno de sus padres. Hay familias reunidas que conversan, pero cuando termina la misa que los sacerdotes Pimes (Pontificio Instituto Misiones Exteriores) ofician en el panteón, todas se retiran.
“Mami, aquí está nuestra abuela”, dice una señorita mientras camina y se reúne con su familia, que llegó momentos antes.
Así se mantienen vivas las tradiciones en Cuanacaxtitlán, pues las personas no olvidan a quienes las precedieron, aunque sólo durante unas cuantas horas, tras adornar las tumbas, donde pasarán el resto de la tarde, hasta que la vela termine de consumirse.
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Consulta en:
http://www.lajornadaguerrero.com.mx/2012/11/06/index.php?section=sociedad&article=008n1soc
 

martes, 9 de octubre de 2012

Sobre la UIEG

Toman UIEG y retienen a tres directivos

SUSANA GARCÍA GUTIÉRREZ
El rector de la Universidad Intercultural del Estado de Guerrero (UIEG), Rafael Aréstegui Ruiz, denunció que unos 70 habitantes de comunidades de La Montaña secuestraron, con machete en mano, a tres funcionarios de la institución, a quienes mantienen dentro del plantel, en reacción a una supuesta apropiación de tierras que el organismo hizo para ponerlas en venta.
En conferencia de prensa, Aréstegui Ruiz y el académico Taurino Hernández Moreno explicaron que la UIEG, en coordinación con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales del estado (Semaren) pretendían realizar un proyecto ecológico de 65 mil hectáreas, lo que confundió a los pobladores, quienes pensaron que era para vender las tierras a una minera de dueños canadienses.
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Consulta en:
http://www.lajornadaguerrero.com.mx/2012/10/09/index.php?section=sociedad&article=002n2soc