martes, 9 de agosto de 2011

Luchan los indígenas guerrerenses contra el olvido y el menosprecio de su cultura


Anarsis Pacheco Pólito


El poco aprecio de la gente por su trabajo, la falta de apoyo por parte de las instituciones para revalorar su cultura, y el nulo interés de las nuevas generaciones por conservar su lengua, costumbres y tradiciones, son algunos de los problemas que enfrentan los artesanos indígenas del estado de Guerrero.
En entrevista realizada por separado, tres artesanos indígenas, procedentes de la costa y centro de la entidad, que participan en la Semana de Arte y Cultura Indígena, hablaron de las dificultades a las que se enfrentan diariamente para ganarse la vida.

Isabel Martínez García es una indígena triqui de Oaxaca quien lleva 15 años viviendo en la capital del estado y se dedica a la elaboración de bolsas, rebosos y huipiles, oficio en el que comenzó desde los ocho años de edad, sin saber leer ni escribir.
“Es muy cansado tejer, te duele la espalda, la cadera y las manos, pero es lo único que sé hacer, y con esto ayudo a mi marido a alimentarnos”, subrayó.

Comentó que su trabajo es muy poco valorado, pues al momento de venderlo la gente se niega a pagar su costo real y termina pidiendo rebajas, que no dejan ganancia y no recuperan la inversión de tiempo y el desgaste de la vista.

Dijo que el tiempo que requiere la elaboración de un huipil depende del tamaño y este varía de acuerdo a la estatura de la mujer que va a portarlo; regularmente el proceso dura un año; se tarda dos días en hacer una bolsa y una semana en un rebozo, sumándole la calidad y belleza.

Explicó que tejer es una actividad muy complicada, lleva muchos años de práctica heredar los conocimientos sobre el tejido del huipil; además, comentó, aprender a tejer huipiles, bolsas y rebosos requiere de mucha observación.

“Es un trabajo de mucho esfuerzo, a los jóvenes no les interesa porque necesita mucha dedicación, además de que ya no gustan de vestirse con ellos”, comentó.
Señaló que en su pueblo las jóvenes ya no gustan de vestir huipiles y rebozos, se “acostumbran a lo nuevo”, y no quieren aprender a tejer para seguir manteniendo la artesanía que ha perdurado tanto tiempo.

Por su parte Miriam Tapia Pineda, indígena de Tulimán, pueblo nahua de la zona Norte, describe como un orgullo el conocimiento de la elaboración de artesanías de barro, pues saber todo el proceso para realizar cada una de las obras le resulta magnifico y artístico.

“Es importante difundir está necesidad de crear artesanías de barro, ya que desde tiempos antiguos nuestros antepasados la realizaban, para comer, beber agua, juguetes y hasta para representar deidades”, subrayó.

Explicó que es también necesario enseñarles a las nuevas generaciones sobre las tradiciones y costumbres del pueblo guerrerense, de cada una de las comunidades indígenas que existen en el estado.

“No es una cuestión de apenarse, sino de sentirse orgullosos de nuestras raíces, reconocer a cada uno de los pueblos indígenas y ayudarlos a proyectar su cultura con medios adecuados”, abundó.

Reiteró que es indispensable que la sociedad comprenda la importancia de difundir la cultura, además de enseñar a tolerar y apreciar las actividades tradicionales de los pueblos y sentirse atraídos por un municipio con historia.

“No se trata de festejar una fecha sino más bien de recordar siempre de dónde venimos y cómo podemos mejorar”, concluyó.

A su vez, Leticia Encarnación Benito, originaria de Zacualpan en Costa Chica, explicó que se deben generar espacios adecuados para la venta y difusión de las artesanías, además de concientizar a la gente respecto a su precio debido a la cantidad de horas que se le dedica para crearlas.

Señaló que también se deben difundir las creencias, rituales y lengua, pues comentó que hay muchas personas que les da plena hablar su lengua natal, ya que sufren el rechazo de otros en lugar de ayudar a su aceptación.

Encarnación Benito mencionó que las autoridades deben facilitar el apoyo para crear talleres o intercambios culturales entre las comunidades para que la sociedad guerrerense pueda conocer de cerca las raíces de la entidad.
Insistió en la necesidad de educar a los niños obre el uso de la lengua amusga, y ayudar a salvaguardarla.

Estos promotores culturales pertenecen al grupo Calpulli de Chilpancingo, participan en la Semana de Arte y Cultura Indígena que se realiza del 7 al 11 de este mes en la plaza Cívica Primer Congreso de Anáhuac, con el propósito de conmemorar el Día Internacional de las Poblaciones Indígenas que se celebra hoy.

El Sur, 09 de agosto de 2011

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