martes, 19 de octubre de 2010

Medicina tradicional

En la edición del 19 de octubre de 2010, LA JORNADA GUERRERO publicó la siguiente nota:
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Relata Epifania Pérez sus inicios como médico tradicional en la comunidad de Ojo de Agua
“No tengo miedo a curar con hierbas”
Sergio Ferrer
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Malinaltepec, 18 de octubre.
Epifania Pérez Gómez, de 39 años, originaria de Moyotepec, quien vive actualmente en la comunidad de Ojo de Agua, comenzó a curar desde hace 18 años. “Me enfrento a cualquier enfermedad, aquí no hay miedo, así curo porque no hay médicos cerca”, asegura.
En entrevista con La Jornada Guerrero, la médico tradicional que ha curado a muchas personas, dice: “les doy masaje si tienen hernia, tumor, gastritis, úlcera, cuando tienen flujo, diabetes, lo que llaman presión alta. A unos que llevan tirados meses llego, los levanto, los acomodo del tobillo de abajo hacia arriba y luego comienzan a moverse”.
Pérez Gómez indica que “mi esposo es maestro y trabajaba en Mexcalapa, municipio de Acatepec. Ahí una señora que tenía 96 años le dijo que conoció a mi difunto abuelo en Puebla, así que decidió dejar el conocimiento en mis manos.
“Yo traducía al tlapaneco los nombres de las plantas que son buenas, luego las grabé en español, cada día me lo fue entregando con sus manos –coloca sus manos a la altura del pecho con las palmas hacia arriba– al salir el sol, porque decía que es un señor eterno que nos cuida todos los días; cuando uno se levanta temprano se persigna, por las tardes de nuevo te persignas, porque le das las gracias al señor eterno, así me enseñó ese don que hasta ahora llevo, me entregó a la mano del señor eterno”, afirma.
“Cada vez cuando voy a hacer algo, sueño que un señor de barba larga es el que me está protegiendo, que no debo tener miedo de curar a la gente, él me está protegiendo la sangre, me agarra de las manos por la noche y me dice en sueños que no tenga miedo de que agarre mal o se me pegue alguna enfermedad. Yo pienso que es un patrón, un señor eterno”, sostiene.
En un pasaje triste de sus vivencias, Pérez Gómez recuerda que en 2007 fue invitada por una abogada de la Coordinadora Guerrerense de Mujeres Indígenas a un acto donde llegaron personas de otros países, la entrevistaron, la registraron como médica tradicional y le dijeron que en 2008 le iba a llegar un cheque a manos de la abogada. Ella, señala Pérez Gómez, “me obligó a firmar 11 hojas de formato y nunca me quiso entregar el cheque que mandaban de otro país. Ahora la licenciada no me habla, yo lloraba y le reclamaba que me apoyara, pero está seria conmigo, este 7 de marzo hubo una conferencia a la que invite a mucha gente en Ojo de Agua, ahí me prometieron una beca pero a la fecha no me han dado nada”.
Indica que tiene un grupo de diez mujeres, a las cuales les enseña, pero reconoce que es difícil, “algunas no se aprenden el uso de las plantas, mis hijos son los que saben; mi hija ya conoce las prácticas como acomodar la matriz o atender la caída de vejiga; mi otro hijo, Eliseo, cura a los hombres y el más chico, que tiene 15 años, acomoda los huesos”.
Sobre la razón de mantener la medicina usando hierbas, Pérez Gómez afirma que “es importante la medicina tradicional porque mucha gente sufre con los doctores, hay mucho maltrato, apenas mi hermana se alivió en el hospital y le mentaban la madre, diciéndole que uno no puede tener muchos hijos, sólo uno. Ahora me integré con los de la Secretaría de Salud. Les diría a los médicos que atiendan bien a la gente, sin insultos”.
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